El 12 de octubre de cada año, los creyentes de María Lionza viajan a la montaña de Sorte, en el estado Yaracuy, para llevar a cabo rituales, en su mayoría sanatorios. Acuden a espacios en el bosque donde construyen altares que, según los practicantes, representan portales en los que exhiben humos, cenizas, estatuillas, cigarros, flores y frutos. El fuego y el vidrio juegan un papel fundamental en las ceremonias.