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Publicado el 13 de diciembre, 2017

Venezuela fue un país con precios estables desde 1950 hasta 1983.

A partir del Viernes Negro, cuando el bolívar se devaluó abruptamente, los precios empezaron a crecer a una tasa de 2 dígitos por año. Ya en 2013 Venezuela tenía una inflación de 56% anual, la más alta del mundo para entonces. Dos años después llegó a 180,9%. El Banco Central no publica este índice desde 2016, pero firmas independientes calculan que la inflación cerrará por encima de 2000% en 2017. Ya en noviembre la Asamblea Nacional midió el aumento de precios por encima del 50%, lo que ubica a la economía venezolana en situación de hiperinflación, acompañando a Zimbabue como las únicas economías que han sufrido este fenómeno en el siglo XXI. ¿Por qué hay hiperinflación en Venezuela? ¿Qué se espera para el próximo año? ¿Cómo se detiene un proceso hiperinflacionario?

El aumento de los precios en Venezuela ha sido vertiginoso. Una manera de ilustrar la pérdida de valor de la moneda como consecuencia del aumento de precios es ver la evolución de la capacidad de compra. Al momento de su entrada en circulación en 2008, con un billete de 100 bolívares fuerte se podían comprar 12 cartones de huevos (360 unidades). A principios de 2017, el billete de 100 no era suficiente para comprar un huevo. 

¿Qué es la hiperinflación?

La inflación es el aumento generalizado de los precios de bienes y servicios durante un período en un país. El consumidor puede comprar menos productos con la misma cantidad de dinero cuando sube la inflación. Las personas se empobrecen y la calidad de vida se deteriora.

La hiperinflación es un tipo inusual de inflación que implica un aumento general de precios a niveles muy altos. La moneda tiende a perder la capacidad para desempeñar sus tres funciones: ser unidad de cuenta, medio de intercambio y reserva de valor. El dinero es funcional cuando cumple los tres propósitos. Se vuelve disfuncional cuando no puede cumplir alguno de ellos.

Criterios para definir la hiperinflación

Los niveles de precios generales se incrementan 50% de un mes a otro. Esta definición fue acuñada por el economista estadounidense Philip Cagan en una investigación que publicó en 1956.

Los precios generales se elevan al menos 500% al año, según los economistas estadounidenses Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, en un estudio divulgado en 2011.

Episodios de hiperinflación en el mundo

La inflación no es un problema para la mayoría de los países . El Fondo Monetario Internacional calcula que el promedio de inflación global será de 3,1% en 2017. Para América Latina y el Caribe será 4,2%.

Duración promedio de episodios de hiperinflación en el mundo desde 1973: 

10 meses (9,92)

Duración promedio de episodios de hiperinflación en Sudamérica desde 1973:

6 meses (6,17)

Hungría tiene el récord mundial de hiperinflación, tanto en base mensual como en base anual. En 1946, los precios crecieron 4,19 x 10^16 en el mes de julio y a una tasa anual de 9,63 x 10^26.

Picos de hiperinflación anual en América del Sur

2407

Brasil

1994

4923

Argentina

1989

7650

Perú

1990

8170

Bolivia

1985

En Zimbabue la inflación llegó a 54% en 2000. Cinco años después los precios crecieron a una tasa de 585,4% anual. En 2006 la inflación escaló a 1.281%. Dos años más tarde, la cifra oficial era de 231.000.000.000% (doscientos treinta y un mil millones por ciento anual). El Banco Central dejó de publicar el índice el año siguiente. El expresidente Robert Mugabe acusó a los comerciantes del incremento de los precios, ordenó perseguirlos y llevó a prisión a varios. Como la medida no frenaba la crisis, prohibió la inflación. Decretó que los precios debían bajar 50%. Los consumidores compraron todos los alimentos y electrodomésticos en pocos días. Forzado por la situación, Mugabe aceptó la ayuda del Fondo Monetario Internacional. Entró en vigencia el uso de moneda extranjera, se liberaron los precios y cesó la persecución contra comerciantes y hacendados. La hiperinflación se detuvo.

Causas de la hiperinflación

La inflación se origina cuando el Banco Central crea dinero más rápido que el aumento de la producción de bienes y servicios. Cuando los ingresos fiscales son menores a los egresos, los gobiernos obligan a los Bancos Centrales a emitir dinero para pagar los gastos que el Estado no puede cubrir con sus ingresos o la emisión de deuda. Este proceso se llama monetización del déficit fiscal y es una de las principales causas de los fenómenos inflacionarios. El desbalance entre el nivel de producción y la cantidad de dinero en la economía puede alcanzar tal proporción que desencadena procesos hiperinflacionarios.

Las personas ajustan sus expectativas y comportamientos ante el incremento de los precios. Gastan su dinero lo antes posible para adelantarse a los aumentos. Cuando es una conducta generaliza, el dinero circula más rápido y agrava el proceso inflacionario. Se genera un círculo vicioso: los precios altos alimentan expectativas de precios más altos, y en consecuencia, se elevan los precios. El ciclo se retroalimenta en un proceso que destruye el valor de la moneda.

Proyecciones de inflación en 2018

1134

Deutshe Bank

2053

Economist Intelligence Unit

4196

Oxford Economics

4538

Barclays

5325

Torino Capital

7800

Ecoanalítica

Esta calculadora utiliza información del Índice de Precios al Consumidor en Venezuela desde 1950. Debe introducir un monto de dinero correspondiente a una fecha anterior a noviembre de 2017. La calculadora estimará el valor de ese monto a noviembre de 2017 según la inflación acumulada. Por ejemplo, si usted desea saber cuánto valdría hoy un camión que costaba 3.950 bolívares en diciembre de 1950, introduzca la fecha y el monto y la calculadora le dirá que equivalen a 39.054.190 bolívares fuertes (treinta y nueve mil millones de bolívares viejos).

Consecuencias de la hiperinflación

La principal consecuencia de la hiperinflación es el crecimiento súbito de la pobreza. Como no se puede anticipar el ritmo al que suben los precios, los ingresos en términos reales se rezagan y los ciudadanos pierden capacidad de compra. Las cantidades demandadas de bienes y servicios disminuyen mientras que los costos crecen, lo que compromete la sostenibilidad económica y financiera de las empresas. El impacto es desigual, tanto para las empresas como para las personas, debido a las diferencias en el acceso al crédito y a los activos en divisas. Aumenta el incumplimiento de contratos porque no pueden mantenerse los precios y los costos de transacción. Esto se agrava en Venezuela por la rápida desactualización del cono monetario y la escasez de productos por los controles de precios y la caída de las importaciones.

Los precios transmiten información sobre la escasez relativa de los bienes y guían la asignación de recursos productivos en una economía. La hiperinflación destruye la calidad de información que ofrecen los precios y genera ineficiencias en la asignación de recursos, lo cual compromete la viabilidad de las empresas y afecta la creación de empleo. Las empresas empiezan a sufrir problemas con el flujo de caja porque la contracción en la demanda afecta el ritmo de aumento de los precios, mientras los costos se incrementan. Reaparecen viejos métodos de intercambio, como el trueque, y se tiende a exigir el pago de ciertos servicios en divisas, en lugar de la moneda afectada por la hiperinflación.

Una manera de ver el efecto de la inflación en los ingresos de los ciudadanos es evaluar el impacto de la evolución del salario mínimo en términos reales. Como puede verse en este gráfico, el salario mínimo en términos reales (capacidad de compra) se desplomó, luego de subir en términos reales durante la primera década del siglo XXI. Un salario mínimo hoy compra 80% menos bienes de lo que compraba un salario mínimo en enero de 1998.

Testimonios de la hiperinflación

Medicarse con los bolsillos vacíos

Wualoly González sintió una presión en el pecho cuando escuchó el precio del medicamento. 35.000 bolívares por un frasco de antibiótico en suspensión. Era septiembre. Pagó 8 bolívares por uno igual en enero. Sofía, la menor de sus 3 hijos, la esperaba en casa envuelta en una cobija. Tenía 2 años y tosía como un adulto. Wualoly no podía creerlo. Dejaría en la farmacia más de la mitad de los 60.000 bolívares que hizo en el mes lavando y planchando para sus 3 clientes fijos. Con el dinero restante debía comprar comida para los niños. Y para sí misma. Si alcanzaba.

Llevaba 3 billetes de 100 bolívares en los bolsillos para el regreso en autobús. Como no tiene cuenta bancaria ni tarjeta de débito para retirar por cajero, Wualoly casi nunca dispone de efectivo. Haría fila por productos a precios regulados por el gobierno desde las 2:00 de la madrugada para resolver el mercado. Le propondría a otros compradores pasar la tarjeta de su madre a cambio de billetes. Una vez esperó 6 horas para comprar harina pan y perdió el puesto porque un policía la sacó a empujones de la cola. Hace 5 años era talla 12. Almorzaba carne, arroz, plátano, ensalada, pan y refresco. Ahora es talla 5 y consume uno de esos ingredientes por comida, sólo si están regulados.

Wualoly olvidó preguntar cuánto costaba el antialérgico que toma Nazareth, su segunda hija, cuando tiene asma. Como no quedaba dinero para comprar otro tratamiento, las niñas durmieron separadas varias noches para evitar contagios.

“Comemos el bistecito con vidrio de aumento”

José Barone dice que frota las tostadas con una lonja de jamón para darles gusto. Los llama “panes saborizados”. A sus 84 años, las bromas le ayudan a reconocer que en casa suelen desayunar café con pan. “Y comemos el bistecito del almuerzo con vidrio de aumento”. La cena tampoco trae sorpresas: café y pan. El mercado que su esposa Graciela podía costear en septiembre con los 177.507 bolívares de la pensión alcanza para 3 días. Luego, él gasta la suya. En casa hay otras 2 bocas que alimentar: su hija Claudia y su nieto Freddy.

Cuando José trabajaba como conductor no faltaba nada en la mesa. Pero desde hace tres años su camioneta está accidentada en un estacionamiento. A veces falla la caja, otras la batería. Ya no puede invertir en reparaciones, aunque paga mensualmente por el puesto. Los gastos aumentan, los ingresos caen.

Estar sin empleo le cuesta el sueño a José. “Estoy acostumbrado a trabajar. No hacer nada me angustia”. Se despierta a las 3:00 de la mañana y a las 5:00 hace la cola en la panadería. Los que están a su lado escuchan sus viejas historias como vendedor itinerante de compañías cigarreras. “Yo andaba por todas las carreteras del país y ahora no voy ni a La Guaira”.

“Cuando llegue el momento cerraremos”

Antonietta Fiore no quiere que llegue diciembre. Ya no es un mes próspero. Tiene 69 años y es dueña de una zapatería infantil. En los últimos 3 años ha recibido visitas de funcionarios que exigían bajar hasta 30% el precio de la mercancía sin respetar márgenes de ganancias.

Cumplió el sueño de tener un negocio propio en 1995, cuando abrió la tienda. Para ese momento todo comercio era fértil. Cuando arreció el control de precios del gobierno, en 2012, disminuyeron los clientes, las ganancias, los proveedores, los almuerzos en la calle y los viajes a su Italia natal. Hoy las vitrinas están llenas de zapatos de marcas nacionales. Ya no hay en exhibición calzados hechos en el exterior: sin divisas no pueden importarse. Si llegan son muy costosos y nadie los compra.

Antes los clientes compraban tres pares de zapatos en cada visita. Ahora, si acaso, uno. Siempre preguntan: “¿Por qué tan caros?”. Los distribuidores transan a precio del dólar paralelo, que se ha disparado 1.200% en lo que va de año. Cada vez que despachan, advierten: “Este es el precio, por ahora”. Los proveedores pasaron de ser 25 a menos de 10 en los últimos 3 años. Después de los 5 aumentos de sueldo decretados en 2017 por el gobierno venezolano, Antonietta solo puede pagar un empleado.

Varias zapaterías vecinas cerraron porque no pudieron reponer inventario. Antonietta resiste, no es tiempo de bajar la santamaría. “Cuando llegue el momento cerraremos”.

Pagar la universidad con gift cards

Ana temía que Julio perdiera el semestre en el instituto donde estudia Diseño en Caracas. Cuando un alumno se retrasa con el pago no puede entrar a clases. Llegó mayo de 2017 y Ana no tenía dinero para cancelar la mensualidad. Vació los cajones de la casa para buscar algo que pudiese vender. Encontró dos gift cards (tarjetas de regalo) de Amazon en una gaveta. Una de 30 dólares y otra de 50. Dejó la pena a un lado y llamó uno por uno a sus amigos y conocidos para venderlas. Nadie las quiso, así que acudió personalmente al centro educativo para conversar con el director. Le permitieron pagar con las tarjetas. Las vendió a 260.000 bolívares, suficiente para cubrir la cuota y dejar un depósito para la siguiente.

Internacionalista de la Universidad Central de Venezuela y abogada de la Universidad Católica Andrés Bello, Ana mantenía a su familia con una empresa de catering y una constructora. Pero ambos negocios quebraron y comenzó a bandearse con trabajos a destajo. La asesoría legal a una empresa extranjera por Internet le ha permitido sobrevivir durante el último año porque le pagan en divisas. Compra comida y paga los servicios con los bolívares que obtiene de cambiar dólares a la mayor tasa posible.

Una tarde de septiembre recibió una llamada del instituto de Julio. Las fluctuaciones del dólar paralelo la favorecieron con un excedente. Aunque lo necesitaba para hacer mercado, pidió que lo abonaran a la próxima cuota. Si es necesario, Ana deja de comer con tal de garantizar que Julio termine la carrera.

Soluciones

Todos los procesos hiperinflacionarios registrados en la historia han terminado en programas de estabilización, según refiere el economista chino Liping He en su investigación “Hyperinflation: a world history”. Seis elementos se repiten en todos los planes:

1. Reforma monetaria que implica cambios en la denominación de la moneda o en el establecimiento de relaciones de valor con otras monedas.

2. Aumento de tasas de interés con la intención de crear tasas de intereses reales positivas y recuperar la función de reserva de valor de la moneda.

3. Restauración de la convertibilidad monetaria y la estabilidad del tipo de cambio en el marco de un proceso de generación de confianza en la moneda.

4. Austeridad fiscal en función del balance presupuestario que disminuya o elimine la necesidad de financiamiento del déficit fiscal por parte de los bancos centrales.

5. Recuperación de la autonomía del Banco Central.

6. Asistencia internacional que implica recuperación de acceso a los mercados financieros internacionales.

¿Cómo abordar la hiperinflación en el caso de Venezuela?

Los economistas consultados coinciden en que el éxito de un programa de ajustes macroeconómicos depende de la credibilidad de las autoridades que lo apliquen. Es fundamental recuperar la autonomía del Banco Central y crear un clima político favorable al crecimiento económico del sector privado.

Leonardo Vera: “Hay que tomar varias medidas al mismo tiempo. Remover la distorsión cambiaria y el sistema de control de precios. Cerrar las dificultades fiscales, promover la recuperación y movernos rápidamente hacia una reforma monetaria”.

Asdrúbal Oliveros: “El problema inflacionario se resuelve a través de un programa de estabilización macroeconómica. El problema se circunscribe a un cambio del modelo económico y a contar con un plan de estabilización de largo alcance”.

Omar Zambrano: “La teoría indica que estos procesos inflacionarios se pueden detener de una manera relativamente rápida. Casi siempre esto ha sucedido en medio de un cambio de rumbo que incluye un cambio de política y de actores”.

Douglas Barrios: “La independencia del Banco Central es clave. hay que evitar que financie el déficit de las empresas públicas, ordenar las cuentas fiscales, acabar con la enorme ineficiencia, crear un esquema de subsidios directos y progresivos, pero nada de esto funciona si no se reactiva la economía. Y eso requiere resolver el problema del flujo de divisas.”

Leonardo Vera: “Establecer un tipo de cambio único, competitivo y creíble. Esto implica que Pdvsa deje de vender buena parte de los dólares que obtiene por las exportaciones petroleras a la tasa artificialmente baja de 10 bolívares por dólar. Así aumentaría sus ingresos y bajaría el déficit que el Gobierno cubre con la creación de dinero del Banco Central”.

Asdrúbal Oliveros: “Es necesario ajustar los subsidios que generan distorsiones, como el precio de la gasolina, para mejorar los ingresos del Estado”.

Sary Levy: “Racionalizar el gasto del Estado, lo que implica evaluar hasta dónde puede llegar el sector público y permitir que sea la sociedad vía sector privado la que genere bienes y servicios. Es el mejor mecanismo que se ha encontrado como sistema de información económica. También es importante garantizar que el gasto sea transparente y eficiente”.

Omar Zambrano: “Lograr un acuerdo voluntario con los acreedores para reestructurar la deuda externa, obtener apoyo de organismos multilaterales y financiamiento. De esta manera, se crearía espacio para mejorar la situación fiscal sin necesidad de un ajuste excesivo en el gasto. El fisco venezolano necesita una reforma profunda, no sólo de ingresos sino también de gastos, que requiere eliminar los subsidios ineficientes y regresivos”.

Omar Zambrano: “Aprobar una reforma legal que convierta nuevamente al Banco Central en un actor sano para la economía al restituirle sus funciones”.

Asdrúbal Oliveros: “Rescatar la majestad del Banco Central y su autonomía. Que un Banco Central sea autónomo no es garantía de baja inflación pero que no lo sea es un elemento frecuente en los países con alta inflación. Hay que rescatar el carácter técnico del Banco Central para que pueda hacer política monetaria y velar por la estabilidad de los precios. Es necesario contar con un presidente del Banco Central con preparación para ese cargo y un directorio de altísimo nivel”.

Leonardo Vera: “Restituir la compra-venta de dólares entre Pdvsa y el Banco Central. Regresar al mecanismo en el que Pdvsa vendía todos los dólares al Banco Central y si necesitaba divisas, las compraba en el mercado. De esta manera, se podría contar con un mayor monto de reservas internacionales”.

Leonardo Vera: “Obtener financiamiento internacional, ayuda de organismos multilaterales y lograr un reperfilamiento de la deuda pública y revisar convenios como los que existen con China y Petrocaribe para disminuir la restricción de divisas”.

Sary Levy: “Cubrir la necesidad de financiamiento externo a través de organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) que fueron creados para atender este tipo de casos. Es mucho más económico ir al FMI, que puede otorgar préstamos a 2% o 3%, que acudir a la banca privada. No hay bancos que le presten a Venezuela en esas condiciones”.

Leonardo Vera: “Hacer algo similar a lo que hizo Brasil con el Plan Real, que consistió en una reforma que no fue simplemente cambiar de moneda, fue una especie de dolarización indirecta sin utilizar el dólar y el mecanismo se llamó ‘moneda indexada’”.

Sary Levy: “La dolarización podría ser una opción, pero hay que estar conscientes de que no es suficiente. Hay que resolver el tema fiscal. Por ejemplo, Grecia asumió el euro como moneda, pero no controló su déficit fiscal y se endeudó de tal forma que culminó en crisis”.

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Entrevistas
sobre la hiperinflación

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